LOS CHICOS DE LA ISLA DEL MAíZ

Llegó la hora de hablar de Ometepe. Para mí, el mejor lugar de Nicaragua (o al menos el mejor que he conocido). Son muchas las razones que me hacen pensar que si me quedase a vivir en este país lo haría en este lugar.
Una isla formada por dos volcanes; uno activo (Concepción, que de vez en cuando da alguno que otro susto a los aldeanos que una vez al año ensayan la evacuación de la isla) y otro inactivo (el Maderas, que está coronado por un precioso lago en su crater). Agua y fuego, dos opuestos que conviven en una isla donde la paz y la armonía son leitmotiv.
Una mezcla de suerte y casualidad permitió unirnos a Riana, Kai y Adam y coincidir en el taxi de Rodolfo, nuestro guía en la isla.
Nos alojamos en un maravilloso hotel a la orilla de la mejor playa de la isla, la playa de Santo Domingo. El hotel se llama Villa Paraíso y tiene unas cabañas muy acogedoras con aire acondicionado, televisión y agua caliente por 40$ la noche. Allí nos llevamos también a nuestros amigos canadienses, que no sabían muy bien dónde meterse.
Rodolfo nos preparó una ruta para el día siguiente que incluía 3 de los mejores lugares de la isla.
Lo primero fue cruzar la isla hasta el este y visitar el volcán Maderas:
Rodolfo se quedó en el taxi leyendo "Memorias de una Geisha" y nos indicó la manera de llegar a una catarata que caía del volcán. Nos dijeron que para subir necesitábamos comprar un litro de agua cada uno. Yo pensé para mis adentros...

Mira estos qué listos queriendo sacarnos más cuartos... Pero a mitad del camino, cuando mi medio litro empezaba a temblar ya no me parecía tanto un negocio como una necesidad... :( La subida fue muy dura. 3 kilómetros de pura subida con un calor sofocante.
Cuando pensábamos que no podíamos más, el camino se acaba y tan sólo quedaba un siachuelillo que había que escalar literalmente hasta llegar a este maravilloso lugar:


Después del sofocón, sentir la brisa fresca de la cascada fue el mejor regalo de toda la aventura. Bueno, el mejor regalo de todos fue meterse debajo y sentir la fuerza del agua golpeándote.


Pero la cosa no quedaba aquí. Todavía quedaban muchas sorpresas. La bajada del volcán fue mucho más relajada y como me la pasé hablando con Riana y Kai (con mi inglés vallekano) cuando quise darme cuenta estábamos abajo.
Ahora sí compramos agua purificada del volcán (Natalia tiene las fotos y si se anima podría colgarlas) y nos fuimos a comer porque estábamos muertos de hambre. Lo más alucinante de la isla es que vayas donde vayas hay menús vegetarianos y veganos!!!
Vamos que me pedí una hamburguesa vegana y me quedé como un rey:


Natalia tampoco se quedó mal con sus espaguetti al pesto con un megazumo de mango tan espeso que había que comerlo con cuchara.



Después de comer vivimos momentos de confusión. Salimos de aquí con dirección al ojo de agua, una piscina con agua que emana directamente de la tierra. De camino natalia vio unos cerditos y se volvió loca. Poco después mi cámara desapareció y a punto estuvimos de chafarnos el día. Rodolfo, muy amable se ofreció a coger una moto y recorrer la isla para buscarla (estábamos a una media hora de donde se había perdido así que podéis imaginaros lo majo que es rodolfo). Afortunadamente Riana la encontró dentro del taxi y pudimos reemprender el camino hasta el ojo de agua. No tengo más fotos porque temía que mi cámara se volviese a perder, así que invito a Natalia a completar esta entrada.

Ah! Otra nota de color!
Todos los hoteles de la isla reciclan. Es el único lugar de Nicaragua que he visto que practica el reciclaje. Nuestra querida Isla del Maíz tiene mucho que aprender de Ometepe...


Mirad con qué coche nos cruzamos.